04/02/2020
Lorea Burges
Como sabéis en Erein Marketing partimos de la base de que todos y todas tenemos influencia, en mayor o menor medida, en el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el deterioro del medioambiente. Esto nos situa en una posición de gran responsabilidad, pero también de poder. Por eso, no vamos a hablar sólo de la situación de nuestros océanos, ya que es de sobra conocida, sino de cómo llevar a la práctica nuestra contribución a ese cambio mediante la modificación de nuestro consumo. Nuestra arma más poderosa. Hoy queremos hablar de los productos de higiene personal y del hogar que utilizamos habitualmente. .A la hora de elegir este tipo de productos deberíamos pensar en algo más que el precio y la eficacia. Siendo estos aspectos muy importantes, hay otros elementos que tendriamos que considerar como son aquellos relacionados con la reducción de los riesgos para nuestra salud y nuestro planeta.
En otros artículos hablaremos de la composición del producto en sí, pero hoy queremos incidir en una cuestión que suele pasar más desapercibida, pero que merece nuestra atención: el envase. La práctica totalidad de los productos que utilizamos en nuestra higiene personal y doméstica están contenidos en envases de plástico. Envases que en la mayoría de los casos no son reutilizables. Para agrabar la situación muchos plásticos son muy dificilmente reciclables. Por ejemplo, sólo se recicla el 1% de las bolsas de plástico en todo el mundo. Es decir, el resto va a parar a nuestros vertederos planetarios: rios, mares, bosques,… Salvo que la bolsa esté realizada con un material biodegradable, necesitará entre 15 y 1000 años para degradarse.
Se calcula que un millón de aves y 100.000 tortugas, a parte de otros animales marinos, mueren cada año de hambre, debido a la ingestión de bolsas de plástico que bloquean sus conductos digestivos. Las autopsias realizadas a anfibios y mamíferos marinos varados revelan esta dolorosa realidad. Los anillos de plástico son casi invisibles bajo el agua y muchos animales quedan enredados, lo que en la mayoría de los casos finaliza en muerte.
¿Cuál es la relación estos hechos y nuestros hábitos diarios? Muchísima. Algunos datos esclarecedores: En España una persona genera 1,25 kg de basura al día. De esta cantidad, algo más del 10 por ciento corresponde a residuos plásticos. Como media tiramos 50kg de envases al año. ¿Y bien? ¿Qué podemos hacer? La respuesta es obvia: reducir el número de envases que fabricamos. Pero.. ¿cómo?
Todos tenemos en la cabeza las imágenes de las antiguas tiendas de ultramarinos donde los clientes acudían con sus botellas de vidrio a reponer el producto acabado. ¡De qué manera tan inteligente y sin tanta pretensión se hacían antes muchas cosas!. Sin embargo, hoy en día es muy dificil encontrar tiendas así, y aunque hay fabricantes que ya están comenzando a trabajar de esta forma, todavía hay dificultades para llegar al cliente final.
Otra de las soluciones que los fabricantes de productos de limpieza deberían implementar ya es la producción de fórmulas concentradas para que el limpiador dure más tiempo, al no ser necesaría ya una dosis tan abundante de producto en cada lavado. De esta manera, la producción de envases se reduciría drásticamente.(Además de ganar espacio en el armario) Hay un fabricante que vende el principio activo para que sea el consumidor el que realice las disoluciones con agua en su casa, según la suciedad en su hogar sea más o menos rebelde.
En marzo de 2017 la Organización de Consumidores, OCU, realizó un estudio comparativo entre más de 20 marcas, con certificación ecológica y sin ella, y concluyó que la producción de fórmulas concentradas era la asignatura pendiente de todos los fabricantes analizados. Y no solo eso, en la mayoría de los casos la proporción de envase vacio en relación al contenido era escandalosa.
Como veis a la hora de tener en cuenta la huella ecológica de un producto de limpieza no solo debemos contemplar su composición, sino también donde va albergado. Para finalizar, nuestro último consejo sobre el continente tiene que ver con su capacidad de degradación, reutilización y reciclaje. Los plásticos de número 2, polietileno de alta densidad (HDPE), son los de más bajo riesgo para la salud de personas y animales. Asimismo, presentan mayor facilidad para ser reciclados y pueden volver a recargarse. Precisamente, asociaciones ecologistas como Greenpeace han puesta un marcha una campaña a nivel mundial para prohibir la producción y venta de plásticos de un solo uso. Por lo tanto, como consumidores sería recomendable que buscaramos y exigieramos que los plásticos sean de esa numeración. Son un poco más caros, pero solo tenemos un planeta.
Si después de leer esta artículo crees que puedes reducir el impacto medioambiental con tus sencillos gestos domésticos y necesitas ayuda para empezar, contáctanos con toda tranquilidad. ¡Estamos para asesorarte!
La fotografía de portada pertenece a la campaña de Greenpeace «Salva el Mediterráneo»