Trabajando en red: las nuevas organizaciones de profesionales sin «organización»

13/06/2019

Lorea Burges

 

Somos la generación bisagra entre la vieja era industrial que se caracterizaba por la concentración de fuerza de trabajo en grandes centros productivos y la nueva era económica en la que los y las profesionales trabajan en centros de trabajo cada vez más reducidos o incluso de manera independiente. Según el artículo de Marco Torregrossa Seeding Your Own Freelancers’ Network” , traducido al castellano por Albert Cañigueral,  las estimaciones de McKinsey  predicen que el 70% de la población activa en Europa se convertirá en freelance para 2030.

 

La postmodernidad viene acompañada de una revolución tecnológica que ya tenemos encima desde hace años y que amenaza con destruir miles de trabajos actuales, pero que a la vez promete la creación de nuevos perfiles profesionales y nichos de mercado que ahora apenas podemos vislumbrar. La gran parte de esos trabajos estarán enmarcados en el campo de la alta tecnología, pero también en aquel que tiene que ver con la gran humanidad. ¿Qué quiero decir con esto? Que tendremos que especializarnos en aquellas áreas en las que las máquinas y la producción de bajo coste no nos puede superar y estas son las cualidades genuinamente humanas como el Arte, la Creatividad, la Empatía… No es casual  que en las empresas más innovadoras se confiera cada vez más importancia a las llamadas cualidades blandas frente a las capacidades duras o ejecutivas.

Por lo tanto, estamos ante un nuevo tiempo que va a traer grandes oportunidades. Los nuevos profesionales freelance obtendrán muchas ventajas: Libertad de tiempo, posibilidad de desplegar su  creatividad sin cortapisas y en espacios libres de juicios, desarrollo del talento personal, elección de las personas con las que quieren trabajar, etc.. Y sin embargo, ¿Cómo sobrevivir ante este nuevo desafío? ¿Cómo encontrar la felicidad en una incertidumbre constante? ¿Cómo conseguir una mínima estabilidad financiera? ¿Son los freelances los nuevos trabajadores precarios, la versión actualizada del mileurista, el proletariado del siglo XXI pero bien capacitado y que mal vende su capital intelectual y creativo que tanto tiempo y dinero le ha costado conseguir? Firmemente creo que no. Que es posible aunar el desarrollo de los talentos propios y de la vocación, sin tener que pasar estrecheces económicas.

 

Cuáles son las herramientas de «supervivencia» de este nuevo profesional. En base a mi experiencia y la de las y los profesionales con los que trabajo hay tres elementos fundamentales:

Asociación. Es primordial que los y las profesionales trabajen para poder establecer con otros profesionales relaciones de cooperación, acuerdos «ganar, ganar», compartir recursos, crear equipos de trabajo estables o puntuales para dar respuestas integrales a las necesidades de sus clientes, proporcionarse apoyo moral en momentos bajos. Las redes sociales y las nuevas tecnologías han propiciado de manera exponencial el crecimiento de estas redes y plataformas. Sin embargo, la relación humana presencial siempre será necesaria.

Formación constante tanto profesional como en desarrollo personal. Este área debería ser una asignatura de «obligado cumplimiento» para todas las personas, pero en el caso de los freelance y empresarios y autónomos independientes más puesto que son las más vulnerables a los altibajos emocionales. La montaña rusa del emprendedor existe. Hay momentos mejores y peores. Por eso, es necesario gestionar las emociones, pensamientos y sentimientos para conseguir una estabilidad por encima de las circunstancias. Porque cuando las cosas nos salen vamos muy bien, pero no siempre los vientos son favorables. También hay tormentas, huracanes y «calma chicha».

Pasar de una mentalidad de «autónom@» a una mentalidad de «empresari@». Si bien es cierto que somos profesionales independientes eso no significa que debamos dejar que todos los ingresos de económicos dependan únicamente de nuestras contras contraprestaciones por servicios ofrecidos. Adaptar una mentalidad de empresa es vital. Factores como apalancamiento en equipos de trabajo, sistematización de procesos, conocimientos fiscales y financieros suficientes al menos como para saber en quien delegarlos es muy recomendable. Y si no participar en una red, como la nuestra, en la que haya profesionales de diversos perfiles con los que te puedas complementar es otra opción a tener en cuenta.

 

En definitiva, la práctica va por delante de la legislación  y aunque este tipo de «oganizaciones» no tengan forma jurídica ni estén reguladas en el código de comercio, como sí ocurre con otras sociedades económicas, no significa que no se estructuren ni se coordinen. Pero esa coordinación no se produce porque las partes estén sujetas legalmente, aunque también pueden mediar contratos privados por supuesto, sino por relaciones basadas en el interés mutuo.

 

 

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